Se acabaron los días de verano. Llegó el otoño, con su frío, abrigos recios y cálidos gorros de lana, con sus chimeneas humeantes y un ejercito de hojas paracaidistas danzando gravitatoriamente. Se hizo la oscuridad pero de madrugada nació una luz, una estrella que se adelantó a los Reyes Magos: Ainara. Serás un faro con el que llegar a tierra firme cuando vayamos a la deriva y donde nos cobijaremos para disfrutar de tu compañía. Nosotros, tu familia, alimentaremos tu fuego con la fuente de energía humana más renovable y ecológica que existe: el amor y el cariño. Muchos besos y no olvides estas palabras que estarán aquí siempre para recordártelo.
Hallóme en esta prisión de barrotes literarios. Mi alma cumple condena por un delito de amor no correspondido. Mientras la llama de mi triste existencia se extingue, malgasto el tiempo, que me resta, plasmando los desvaríos de mi mente en estos pergaminos de papel imperecedero.
miércoles, 27 de octubre de 2010
lunes, 25 de octubre de 2010
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