martes, 16 de febrero de 2010

MANIFIESTO SOÑADOR

Ten cuidado por donde pisas. Ante ti extendí mis sueños. Son frágiles, sutiles, amalgamas de terciopelo. Son más suaves que la seda y tienen mayor valor que todo el oro mundial. Tienen forma de algodón rosado de feria de pueblo y huelen a jazmín mezclado con romero. Los tejió mi alma para que arropase mis sentimientos en las noches de  fría soledad. En ellos me envuelvo cuando el mundo real me provoca escalofríos y hastío. Me podrán quitar la libertad, la herencia de mis padres, mi identidad, el trabajo, la salud, la capacidad de ver, oír, amar e, incluso, la vida pero nunca, jamás, me arrebatarán mis sueños. Son inalienables e indestructibles.

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